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El día de bailar

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Macy Gray c Lolo Vasco_52 Heineken Jazzaldia_900 x

Ayer tocaba bailar en la Plaza de la Trinidad. Un público más joven de lo habitual así parecía anticiparlo. Entre jóvenes se entienden bien. Así que Lucky Chops, esa pandilla de chavales de Nueva York que con cuatro instrumentos de viento y una batería montan un jolgorio en el que no hay ni un segundo de descanso, sabía lo que tenía que hacer: en el primer tema, la mitad de la plaza ya estaba bailando. En el último tema, bailaba hasta la gente que estaba fuera de la plaza. Luego salió Macy Gray, que contaba con una legión de seguidores entre el público. Gray se guardó el baile para el final; primero dio un buen recital de soul moderno y después ya llamó a Lucky Chops a escena, convocó a todos a danzar, y aquello fue una gran fiesta.
Herbie Hancock ha decidido ponerse en manos de sus discípulos más jóvenes. En vez de señalarles él el camino, ha decidido transitar por el sendero señalado por músicos de la última hornada, como Terrace Martin. Hancock entiende que él ya ha hecho su (importantísima) contribución a la historia del jazz, y que ahora hay que prestar atención a lo que dice la nueva generación. Interesante elección. Desde luego, Hancock, de 77 años, demostró en su concierto del Auditorio Kursaal un acoplamiento perfecto con sus jóvenes secuaces.
Otra gran figura del jazz estaba ayer en las Terrazas del Kursaal. Ernie Watts, que en total va a ofrecer tres conciertos en el Heineken Jazzaldia, dio una lección de saxofonismo, de esa serenidad que tienen los músicos que entienden perfectamente la esencia del jazz y la convierten en su filosofía de vida.
El peso de la programación de las Terrazas recayó en grupos locales, los integrados por músicos vascos o formados en la cantera de Musikene (Centro Superior de Música del País Vasco). Todos ellos dejaron al público muy satisfecho. Hace unos años, el Festival tenía dificultades para encontrar bandas vascas de jazz, porque había pocas. Ahora las hay, muchas, y encima buenas. Un desafío para los programadores.
Delicia musical en el Teatro Victoria Eugenia. ArFolia Libra, un colectivo francés que combina la música medieval, usando instrumentos añejos, y el jazz de vanguardia.
En el Escenario Verde, las propuestas no podían ser más dispares: el escocés King Creosote y unos estadounidenses que se creen canadienses, y por eso se llaman of Montreal.