El Heineken Jazzaldia quiere ser un reflejo de la diversidad cultural y social, y en su primera jornada consiguió con creces ese propósito. Diversidad de músicas, diversidad de orígenes, diversidad de públicos y diversidad de edades; pero, en este caso, con un detalle muy significativo: los músicos jóvenes fueron mayoría en los diez conciertos del Jazz Band Ball inaugural, lo que indica que en el jazz se está produciendo un prometedor relevo generacional.
Jóvenes también la mayoría de las personas que se congregaron en la arena de la Zurriola para bailar la salsa de Rubén Blades, secundado por el extraordinario combo de Roberto Delgado, con una brillante sección de viento. En el público, bonita mezcla de europeos y latinoamericanos, estos últimos entusiasmados con uno de sus grandes ídolos.
Joven, muy joven, 18 años, el guitarrista francés Tom Ibarra, que ya es capaz de liderar un quinteto de muchos quilates, y también otro guitarrista, Julian Lage, algo más veterano y con ideas propias al frente de su trío. El trío británico GoGo Penguin es un buen exponente de ese relevo generacional en el jazz: conoce las esencias y las transforma. Otro trío muy diferente es Too Many Zooz, irreverente en las formas y en la música, basada en un ritmo demoledor.
Mención aparte merece Endangered Blood, un poderoso cuarteto formado por Jim Black, Chris Speed, Oscar Noriega y Trevor Dunn. Y también el trío Trizak, integrado por Hasier Oleaga, Jon Piris y Julen Izarra, demostrando que el jazz vasco ha alcanzado ya un momento de madurez.
La fiesta del Jazz Band Ball no se limitó está vez a la Zurriola y el Kursaal. Se extendió hasta Alderdi Eder, con muy buena respuesta del público, y a Nauticool, el escenario de los hermosos atardeceres. Y tuvo su aperitivo en un fabuloso concierto en el Museo San Telmo, con dos trombonistas en estado de gracia, Conrad Herwig y Carlos Martín, precedido por una interesante conferencia de Patri Gioalde, profesor de Musikene, sobre Duke Ellington.
Noche redonda, música diversa, tiempo estupendo, gente magnífica. Casi 50.000 personas.
