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El elevado nivel artístico y la respuesta del público definen un excelente 54 Heineken Jazzaldia

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El número total de espectadores llegó a los 168.000

El 55 Heineken Jazzaldia se desarrollará entre el 22 y el 26 de julio de 2020

En el plano artístico, el 54 Heineken Jazzaldia ha sido extraordinario. Todos los conciertos han sido satisfactorios para el público y también, en general, para la crítica. No es fácil destacar unos sobre otros, pero, puestos a establecer un podio, en lo más alto podrían estar Maria Schneider, Atomic y John Zorn con su Bagatelles Marathon.

Maria Schneider es prodigiosa como compositora, como arreglista y como directora. Necesita una orquesta que sea capaz de ejecutar todos los matices y la intensidad de su obra. Una orquesta robusta y sutil al mismo tiempo. Ensemble Denada, formada por extraordinarios instrumentistas noruegos, es esa orquesta. El concierto que ofrecieron en la Plaza de la Trinidad está inscrito ya en la historia del Festival como uno de los más memorables.

También se recordará mucho tiempo el Bagatelles Marathon de John Zorn. Todo el amplio y complejo universo musical de Zorn condensado en dos conciertos de casi tres horas con la participación de diecinueve músicos repartidos en catorce agrupaciones diferentes.

John Zorn recibió el Premio Donostiako Jazzaldia de este año. Es el premio con el que el Festival reconoce a los músicos que han tenido una influencia especial en la historia, el desarrollo y la transmisión del jazz.

Atomic es, de por sí, un grupo innovador, inquieto y repleto de ideas musicales. Si a un quinteto así se le arropa con la Trondheim Jazz Orchestra, formada por siete músicos noruegos de primera magnitud, es fácil suponer que su concierto en el Auditorio Kursaal fue antológico.

También estarían en el podio imaginario del 54 Heineken Jazzaldia dos ilustres veteranos del saxofón, Houston Person y Charles McPherson, representantes de una generación a la que se va a echar muy en falta cuando ya no esté. Su forma de ejecutar las baladas es inimitable. Son músicos que desprenden sabiduría y elegancia y el público se rinde inmediatamente ante ellos.

La alineación ideal de este 54 Heineken Jazzaldia se completa con las grandes cabezas de cartel, que con su entrega y su popularidad atraen a multitudes. Ninguno defraudó y todos siguen subiendo peldaños en su carrera: Jamie Cullum, Joe Jackson, Diana Krall, Sílvia Pérez Cruz junto a Toquinho y Javier Colina. Especialmente emocionante el concierto de Joan Baez ante una Playa de Zurriola repleta, porque era el antepenúltimo de su gira de despedida “Fare Thee Well”, una de las ocasiones postreras de aplaudir a un mito.

Muy interesante también el ciclo japonés. Ha sido una enorme sorpresa para el público, que en general desconocía la elevada calidad del jazz que se practica en Japón y la excelencia de sus ejecutantes. Los recitales de las pianistas Chihiro Yamanaka y Ai Kuwabara fueron sencillamente extraordinarios, y la joven guitarrista Rei conquistó a la audiencia con su desparpajo y su fuerza escénica.

En cuanto a los grupos vascos, un aspecto a destacar es el creciente protagonismo, tanto en cantidad como en calidad, de las artistas femeninas. Tanto en grupos de jazz (Reunion Big Band, Lurpekariak, Juan José Cabillas with Strings, The Funk & Risketeers…) como en los orientados hacia el rock (Belako, Nøgen) y en los proyectos en solitario (Ainhoa Larrañaga, Sara Zozaya).

El público merece una mención especial; incluso habría que instituir un premio para recompensar su fidelidad y su saber estar. Que hace un tiempo magnífico, como sucedió el primer día, pues allá se junta una muchedumbre con un comportamiento cívico ejemplar. Que hace mal tiempo, pues allá resisten impávidos los espectadores, enfundados en los ponchos impermeables distribuidos por la organización, estimulando a los músicos dar lo mejor de sí mismos.

Es cierto que este año la lluvia y el viento han sido particularmente inclementes, causando muchas molestias e impidiendo alcanzar el récord de público que se intuía desde el multitudinario Jazz Band Ball inaugural. En este contexto, los 168.000
espectadores contabilizados finalmente son una buena muestra de que el Heineken Jazzaldia sigue siendo un evento popular y participativo.

También merece una mención y un agradecimiento el equipo del Festival. Una combinación de jóvenes jefes de escena muy experimentados (jefas, para ser exactos, puesto que la mayoría son mujeres) secundados por trabajadores entusiastas que han demostrado su capacidad para hacer frente a los inconvenientes causados por el mal tiempo.

A este Festival no lo detiene nadie ni nada. Empiezan ya, ahora mismo, los preparativos para la 55ª edición, con el desafío, estimulante y a la vez complicado, de que sea mejor que la recién terminada.