single

“COMO LA MÚSICA EN VIVO NO HAY NADA”

0

Jorge Pardo. Rueda de prensa_Prentsaurrekoa003©lolo vasco_55 Jazzaldia

 

Nada como la música en vivo, y en estos tiempos extraños en los que vivimos esto se aprecia más aun. Por eso estamos disfrutando más si cabe, por eso les estamos dando más importancia a esos momentos únicos que se dan en los conciertos, por eso está acudiendo el público que  resiste desde las trincheras de la mascarilla, por eso en definitiva hacemos el Jazzaldia.

Con todo, y sabiendo que hay mucha gente que no puede acudir a los conciertos por diversos motivos, volvimos a ofrecer conciertos en streaming que fueron vistos y muy agradecidos por multitud de personas desde sus casas o desde donde fuera que estuviesen conectados a Live Jazzaldia.

La música en vivo se abrió paso con Paul San Martín en el claustro del Museo San Telmo, con todas las entradas vendidas. El público asistente disfrutó de la maestría del músico donostiarra que interpretó temas de blues, boogie woogie, Jazz y hasta algún bolero. Paul nos deleitó con un recorrido musical en el que dejó claro su amor por la eterna música de Nueva Orleans, trayéndola a su terreno y reinterpretándola. El concierto lo terminó añadiendo al piano su propia voz, conquistando del todo a un público ya entregado.

Salvador Sobral, acompañado por tres magníficos músicos, empezó su concierto en el Auditorio Kursaal con una preciosa versión de Silencio,  maravilloso bolero escrito por Rafael Hernández Marín. Sobral desplegó simpatía, amabilidad y humor por doquier, habló en euskera, contó anécdotas, y quiso agradecer más que nunca, en estas especiales circunstancias, al público asistente. Público, que se rindió ante la calidad de los músicos y el desparpajo, increíble voz y el buen hacer de Sobral, y que se llevó de recuerdo un buen puñado de momentos únicos.

Las terrazas siguieron ofreciendo momentos tranquilos en los que poder disfrutar de la música en vivo cómodamente sentados tomando algo al lado de la playa. Un planazo. Ayer tuvimos la oportunidad de ver a Connection Duo, Around Midnight, Sean Clapis Duo y Randy Greer Trio.

El Txikijazz continúo con el segundo concierto en Tabakalera, en el que Los Juanes hicieron disfrutar a las familias que se acercaron a Kutxa Kultur Terraza.

El Teatro Victoria Eugenia se volvió a llenar por la tarde para ver a Chicuelo a la guitarra y Marco Mezquida al piano, acompañados por Paco de Mode en la percusión. El concierto comenzó con Romesco, de Chicuelo, y continuo con Menorca, de Mezquida, introducción que nos hacía vislumbrar ya que estábamos ante un gran concierto y escuchando a tres músicos en plena forma.  Y así fue, durante más de hora y media nos fueron ofreciendo un jazz exquisito, de profundo sabor mediterráneo que finalizó con el Teatro en pie y una ovación de varios minutos. Como regalo final, Al sol, del primer disco del trío, bis con el que Chicuelo nos hizo ver su deseo y su esperanza de que “para todos salga ya el sol”, con ese jazz de aire flamenco tan fresco y luminoso.

Viendo el estado de gracias en el que se encuentra Marco Mezquida, el concierto que ofrecerá hoy con Sílvia Pérez Cruz en el Kursaal a las 18:00 promete ser maravilloso.

Para terminar la jornada tuvimos doble sesión en la Plaza de la Trinidad. El gran saxofonista Perico Sambeat, acompañado por siete músicos también valencianos, nos sumergió en la genial locura de Frank Zappa, llevando el excepcional repertorio del norteamericano a territorios jazzísticos sin perder un ápice de su esencia. Sambeat reconoció que antes de que le gustara el Jazz ya le entusiasmaba, con solo 12 años, la música de Zappa, y esto se percibió a lo largo de todo el concierto. Un fenomenal despliegue de energía y amor a la música de Frank Zappa.

Tras el parón necesario para el cambio de escenario, pero también para recuperarnos del impacto inicial, empezó el concierto de Benavent, di Geraldo y Pardo. Con un bajista como Carles Benavent, una percusión como la de Tino di Geraldo y una flauta y saxo de otra galaxia como la de Jorge Pardo, nada puede salir mal. Pero, si además, se da uno de esos maravillosos, aunque poco frecuentes, momentos del directo, en los que  músicos de esta calidad se entienden a la perfección y surge la inspiración, tal vez mejor decir el “duende”, nos encontramos en uno de esos momentos únicos, vibrantes, que trascienden, inolvidables. Lo expresó a la perfección el propio Pardo, que ayer estuvo inmenso, cuando dijo “como la música en vivo no hay nada”.