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ELLAS, ELLAS, ELLAS

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Mariza canta a Amalia_01_© lolo vasco

Se cerró ayer el ciclo de piano-solo que ha tenido lugar en el claustro del Museo San Telmo, en esta ocasión con un concierto ofrecido por el donostiarra Mikel Azpiroz y con todas las entradas vendidas. El lugar es realmente único, y por la mañana, con el eco lejano de las campanas de las iglesias de la Parte Vieja, la hierva fresca del claustro y una agradable brisa, nos ofrece el espacio perfecto para poder evadirnos, nos transporta a otra época y nos da el espacio perfecto para dejarnos llevar por la música. Un verdadero placer. Azpiroz interpretó composiciones propias que van desde el impresionismo al blues, pasando, cómo no, por el Jazz; múltiples estaciones que no conforman compartimentos estancos y que Azpiroz fue entrelazando una tras otra en un concierto pausado e íntimo.

Cambiando totalmente de tercio, ya al mediodía, The Binilo’s actuaron en Frigo Gunea, ofreciendo el tercero de los cuatro conciertos de la octava edición del Txikijazz. Pequeños y grandes disfrutaron enormemente con la música, la elegancia y la simpatía de este  grupo que ofreció un espectáculo participativo enmarcado en los programas radiofónicos de mediados del siglo pasado.

Media hora después comenzaba, en el Teatro Victoria Eugenia, el concierto de Jorge Pardo con Iñaki Salvador. Pardo recibió, de manos de Miguel Martín, el Premio Donostiako Jazzaldia, que agradeció, lleno de emoción y con un toque de humor, a todos los músicos con los que ha trabajado a lo largo de su carrera. Pardo, flauta y saxo, y Salvador, piano, estuvieron acompañados por Gonzalo Tejada al bajo y Borja Barrueta a la batería. Bastaron unos segundos para que todos nos diéramos cuenta de que estábamos ante una formación de una calidad suprema, con Iñaki Salvador en plena forma y con un Jorge Pardo inmenso. Como regalo final una maravillosa versión de Volando voy de Camarón, el Teatro entusiasmado y puesto en pie, a la salida todo el mundo con una imborrable sonrisa y tarareando:  “volando voy, volando vengo”.

Irantzu Garamendi de The Binilo’s actuó ya por la mañana en Txikijazz, y lo que quedaba del día iba a ser claramente protagonizado por mujeres. En las Terrazas del Kursaal Les Fous (Noa Eguiguren y Otxi), Sara Zozaya y Matilda (Maria Amolategi). Y para los grandes escenarios, Sílvia Pérez Cruz en el Auditorio Kursaal y Mariza en la Plaza de la Trinidad.

Sílvia Pérez Cruz y Marco Mezquida llenaron completamente las 950 localidades del Auditorio Kursaal. Ella contó que este era su primer concierto desde el confinamiento y agradeció al público su presencia y al Jazzaldia la oportunidad de poder volver a cantar en vivo con un teatro lleno. El concierto, fue conmovedor. Pérez Cruz con su extraordinaria voz, y acompañada por un magnifico Marco Mezquida al piano, cantó en catalán, inglés, euskara, castellano, japonés… fuera cual fuese el idioma, lo que siempre estaba presente era el sentimiento, la sensibilidad y la emoción de esa increíble voz. Como momento inolvidable, nos quedará la maravillosa versión de Txoria txori de Mikel Laboa, cantada también por el público que acompaño en esta canción a la artista catalana.

Y para cerrar el día, en la “Trini”, otra mujer, Mariza, que, arrolladora, desplegó talento, fuerza, emoción y simpatía. La portuguesa, diva seductora, que se ganó por completo al público que llenaba la plaza, ofreció un concierto tributo a Amália Rodrigues. Con su voz profunda, potente y delicada a la vez, Mariza interpretó no solo musicalmente, sino casi hasta teatralmente, sintiendo el dolor, la rabia, la desesperación, la alegría, el amor, el sufrimiento… como propios, y expresándolos no solo con su voz, sino también con sus gestos, sus manos, sus  movimientos. Un torbellino que terminó con Mariza bajando del escenario, cantando mientras se paseaba entre el público que, casi aturdido, miraba y disfrutaba de un concierto inolvidable.

La sesión había comenzado con la actuación del trío de Carles Benavent, precursor y modelo de un estilo frecuentemente imitado y raramente igualado. Roger Mas, al piano y Aleix Tobías a la percusión, dieron adecuado soporte a los temas del genio de las cionco cuerdas.